El Tanque. Cómo había tardado tanto la señora parlamentaria en hablar de este plateado lugar.



EL ESPACIO CULTURAL EL TANQUE

El día que abrimos el Espacio Cultural El Tanque por primera vez al público, el 17 de julio de 1997 no imaginamos la batalla que se originaría por su permanencia, ni que doce años después seguiría, milagrosamente, en pie. Estaba situado en la calle 70 ahora llamada….. y era el tanque número 69 de la refinería, y entonces el único superviviente de todos los tanques iguales que le habían rodeado hasta hacía pocos meses. Era la zona de la expansión de la Ciudad de Santa Cruz hacia el Mar y las grúas aún no asomaban por los alrededores pero ya se sabía que se iba a construir a su alrededor una urbanización de pretendido y mal entendido lujo.

Tampoco podíamos tener idea entonces de que esta singular sala pudiera ser objeto de tantas controversias, artículos de opinión, ataques, tener tantos partidarios y detractores, ni recibir tantos premios, el Premio ORAÁ, el Premio LAUS, la selección para los premios FAD... y que iba a ser publicada tantas veces para tantas revistas de arquitectura y cultura, y que aún así, en el año 2009 siga en duda su permanencia en la ciudad como espacio cultural.



Mi comentario es el siguiente:

Estimada señora Pérez:
No tengo ninguna opinión especial sobre ese tanque de petróleo, pero quiero compartir mis pensamientos con usted.

En su momento pude apreciar la belleza de las casualidades, del destino, en ese cilindro de metal. Qué bonito que casualmente cuando usted se propuso salvarlo fuera presidente del cabildo Don Adán Martín, su cuñado, y luego esa maravillosa casualidad de que la reforma del lugar fuera otro encarguito más para el equipo de arquitectos AMP, Artengo Menis y Pastrana, el estudio de su marido. Me sigue pareciendo que Fernando Martín Menis, el hermano de Adán Martín, para su vida profesional usara más bien el segundo apellido que el primero.

De los años que esa instalación cultural ha estado cerrada costando una pasta al Cabildo o al Ayuntamiento, quien sea la institución pública que pague, de eso mejor no hablemos, ni de las pésimas condiciones acústicas o para exponer cualquier obra que no sea expresamente pensada para el lugar.
Por cierto una vez estuve en una exposición, por curiosidad. Creo que esa tarde no entró allí nadie más. ¿Está aquello siempre tan concurrido?

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